Ayer cuando rozabas mis ciudades
entre cabalgatas noctámbulas,
los desnudos galopes de tu manos
parecían mariposas estremecidas.
Fuimos murmullo y sinfonía,
la furia abrasadora del impacto
y una cierta nostalgia
muriendo a cada paso.
Ayer, eran mis tierras, sacudidas,
ciclones, escarcha alborotada,
un paisaje lluvioso
resbalando en las orillas.
Ayer, navegantes… mar adentro.
Y hoy, marinos… desolados.
Angeles Charlyne